Canibales y violadores
Lot en la cama con sus hijas, la madre que cocina al hijo durante el sitio se Samaria y la concubina maltratada: tres capítulos crudos de la Biblia.
Barcelona, por Mauricio Bernal
En la Biblia hay dos hermanas que emborrachan al padre para acostarse con él y quedarse embarazadas. Y lo consiguen. Hay mujeres desesperadas que cocinan a sus hijos para comérselos porque la ciudad en la que viven está sitiada y no tienen nada que llevarse a la boca. Hay un hombre que ofrece a su hija virgen a un grupo de pervertidos, pero como los pervertidos la rechazan él termina por entregarles a su concubina, que es violada durante horas por todo el grupo y más tarde descuartizada por el marido. Y hay también un hombre al que azotan, humillan, escupen, le ponen en la cabeza una corona de espinas y para asesinarlo lo clavan de pies y manos en una cruz.
Hay incesto. Génesis, capítulo 19, versículo 30. El anciano Lot, que acaba de perder a su esposa, huye de Sodoma y se instala en una caverna con sus hijas. Las dos son vírgenes. Una en la cueva, la mayor le dice a la menor: “Nuestro padre está viejo y no hay en el país ningún hombre para que se una con nosotras como hace todo el mundo. Emborrachémoslo con vino y acostémonos con él; así, por medio de nuestro padre, tendremos una descendencia”. La primera noche le toca a la mayor; la segunda, a la menor. A los hijos los llaman Moab y Ben Amí.
Violada y descuartizada
Hay violaciones. Jueces, capítulo 19, versículo 22. El hombre que ofrece a su hija virgen de dirige así a los pervertidos: “Se la traeré afuera, para que ustedes abusen de ella y la traten como mejor les parezca”. La oferta es generosa pero es rechazada, y entonces entra en escena la concubina. “Los hombres se aprovecharon de ella y la maltrataron toda la noche, hasta la madrugada, y al amanecer la abandonaron”. La mujer acaba tirada en la puerta de casa. Allí la encuentra el marido. “Levántate, vamos”, le dice, pero no obtiene respuesta. Entonces la carga sobre su burro y se la lleva para descuartizarla. Los pedazos los reparte por todo Israel.
Hay, también, escenas de canibalismo. Reyes II, capítulo 6, versículo 29. Ben Hadad, rey de Arám, tiene sitiada a Samaria, y hay tanta hambre en la ciudad que por “un puñado de estiércol de paloma” se pagan hasta “cinco siclos de plata”. “Entonces cocinamos a mi hijo y lo comimos “.